Desde hace días y gracias a la información ofrecida por distintos medios de comunicación se ha elevado el estado de preocupación de la población española (entre otros países) por el aumento del número de afectados por el ya conocido coronavirus 2019-nCoV.
Parece surgir el 31 de diciembre de 2019 relacionado con varios casos de neumonía en Wuhan (una ciudad situada en la provincia china de Hubei), que se comunican a la Organización Mundial de la Salud y que, una semana después se relacionan con la aparición de un nuevo coronavirus.
Los coronavirus son una amplia familia de virus que normalmente afectan sólo a los animales, aunque pueden adquirir la capacidad de transmitirse de éstos a las personas (contagio zoonotico), dando lugar a distintos síntomas que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus que causó el síndrome respiratorio agudo grave (SRAS-CoV) y el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV).
Aunque parece que este nuevo coronavirus es menos virulento que sus compañeros aún es pronto para asegurarlo, ya que se encuentra en fase de investigación, en la que se espera poder fabricar una vacuna, determinar su origen y saber exactamente su método de propagación.
Cada día parecen aumentar los afectados por el nuevo coronavirus descubierto, alcanzando un total de 20.438 el 3 de febrero, con un conteo de 420 muertes en China continental. Las cifras llevan a pensar en una posible epidemia y en una emergencia de salud pública de nivel internacional, ya que representa un riesgo para múltiples países y requiere de una respuesta coordinada.
De momento hay un estudio publicado por la revista en el cual han podido estudiar a cinco pacientes en etapas tempranas del brote, que coincide en un 96% con el genoma del coronavirus del murciélago y compartiendo un 79.5% de identificación de secuencia con el coronavirus SARS-CoV con el que comparte el mismo receptor de entrada celular.
Esta noticia nos lleva a reflexionar sobre la importancia que tiene una buena regulación sanitaria de los mercados en países en vías de desarrollo y al aire libre con productos frescos y existencias animales donde la contaminación cruzada, ruptura de cadena frío-calor y métodos de conservación deben supervisarse de forma exhaustiva con el fin de asegurar la salud de la población, ya que ése parece ser su origen (estar en contacto con animales infectados).
Mientras tanto, habrá que adoptar medidas preventivas como realizar una higiene de manos frecuente (lavado con agua y jabón o soluciones alcohólicas y evitar el contacto estrecho con personas que muestren signos de afección respiratoria, como tos o estornudos. En centros sanitarios y países con mayor incidencia sería recomendable cubrirse la boca y la nariz con mascarillas para evitar la transmisión por aire o mucosas.

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