Durante la adolescencia tienen lugar una serie de cambios físicos y psicológicos que afectan a los hábitos alimentarios de los adolescentes. La alimentación, es en esta etapa con frecuencia, desequilibrada y se cometen errores a nivel de alimentación que pueden perdurar hasta la edad adulta.
El desayuno es la principal comida del día que no se hace. En el caso de que se realice el desayuno, los adolescentes lo hacen de forma incompleta y de escaso valor nutricional. Omiten más comidas las chicas que los chicos, ya que piensan que esta restricción calórica les puede ayudar a perder peso. Según el estudio ANIBES, un 20% de los adolescentes españoles reconoce que no desayuna nunca o lo hace irregularmente (en mayor proporción las chicas), y de los que sí lo hacen emplean 8 minutos de media en días laborables y 11 minutos los fines de semana en esta comida.
Sin embargo,  no realizar el desayuno se ha relacionado con mayor peso, IMC, obesidad abdominal y otros factores de riesgo cardiovascular. Además, no desayunar se ha relacionado con dietas más desequilibradas durante el día, un mayor consumo de aperitivos para paliar el hambre, y un menor aporte de vitaminas y minerales. De manera contraria, desayunar se asocia con un mejor rendimiento intelectual.

  • Mayor consumo de aperitivos

Se produce un incremento del consumo de aperitivos que se relaciona con una mayor ingesta de energía, grasas, sodio y azúcares añadidos.

  • Mayor número de comidas fuera de casa

Va a dar lugar a un mayor consumo de alimentos preparados, fast-food o comida rápida. La presencia de máquinas expendedoras, tiendas cercanas al centro escolar con este tipo de alimentos influyen en su consumo y en sus hábitos alimenticios. Estos alimentos se caracterizan por un menor aporte en vitaminas, minerales y fibra, y alto contenido en energía, grasas, azúcares añadidos y sal.

  • Consumo de bebidas alcohólicas

La ingesta de alcohol interacciona con la utilización y absorción de nutrientes. Según el estudio TAS, alrededor del 10% de los adolescentes afirma haber consumido al menos 1 bebida alcohólica durante la semana.

  • Dietas desequilibradas

El incremento de peso en la adolescencia puede provocar el deseo de perder peso, el cuál se intenta conseguir mediante dietas hipocalóricas desequilibradas (“dietas mágicas”), que hacen que no se alcancen las raciones mínimas recomendadas de frutas, verduras, legumbres, lácteos, pescados y huevos.

  • Disminución de la actividad física

Este descenso es especialmente bajo en chicas. Según el estudio PASOS 2019, el 72,4% de los estudiantes de secundaria (especialmente chicas) incumple las recomendaciones de la OMS de realizar al menos 60 minutos de actividad física. El nuevo ocio sedentario de los adolescentes (ver la TV, videojuegos, etc) es más frecuente en chicos por el contrario.

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