La microbiota consiste en el conjunto de microorganismos presentes en el tracto digestivo de los humanos. Estos microorganismos abarcan bacterias, arqueas, protozoos, hongo e incluso virus y parásitos. Esto hace unos años parecía una auténtica locura. El ser humano no podía estar infectado de tales seres. Por eso, siempre se esterilizaba al máximo al ser humano (no hablando en término hospitalario).
Sin embargo, la ciencia da muchas vueltas. A día de hoy, se ha visto que esos microorganismos que pensábamos que eran dañinos tienen más beneficio del que imaginábamos.
Algunos de estos beneficios:
- Capacidad antitumoral
- Mejora el sistema inmune y disminuye la inflamación
- Mejora las alergias
- Ayuda a la digestión
- Regula hormonas
- Controla patrones alimentarios
- Controla la obesidad
- Modula la presión sanguínea
- Mejora la diabetes
La microbiota por tanto hay que cuidarla. Se puede ver alterada alterada por:
- Una mala alimentación. Cuando consumimos muchos alimentos envasados, procesados, poca cantidad de verduras, frutas, legumbres, etc.
- Factores ambientales: tabaco, alcohol, estrés, contaminación ambiental.
- Factores intrínsecos: déficit de ácido clorhídrico y/o enzimas, diarrea, estreñimiento.
- Fármacos
- Infecciones intestinales
Por otro lado, podemos mejorar nuestra microbiota, Nuestros bichitos buenos, por así decirlo, se alimentan sobre todo de frutas, verduras, frutos secos, legumbres, semillas, y en menor proporción de carne, pescado, lácteos.
Aquí, entran en juego los famosos pro- y prebióticos. Los probióticos son los microorganimos que se encuentran en los alimentos como por ejemplo el kéfir, kimchi, chucrut, kombucha. Estos microorganismos pueden repoblar y mejorar nuestra microbiota.
Los prebóticos en cambio, son ingredientes no digeribles que sirven de alimento o sustrato para la microbiota ya existente. Como por ejemplo las patata asadas y enfriadas que contienen almidón resistente. Verduras, frutas, frutos secos. Etc.
La mejor forma de cuidar nuestra microbiota es ir dejando poco a poco de consumir alimentos procesados (ricos en grasas saturadas y azúcares) e incorporar todos esos alimentos beneficiosos. Poner en nuestras guarniciones verduras de temporada, consumir como mínimo 1-2 piezas de fruta al día, comer frutos secos tostados (un puñado).
No hacer todos estos cambios de la noche a la mañana, si no que poco a poco habituarnos a ello. Así, no solo cuidamos a nuestros microoganismos buenos si no que también a nosotros mismos.
