Esta semana el nuevo Ministro de Consumo ha anunciado una posible subida del precio de “los productos considerados como insanos” para luchar contra la obesidad. El objetivo, según el ministro: “Es reducir el impacto de la comida basura al establecer obligaciones en el etiquetado. Así como una revisión de la fiscalidad de los alimentos ultraprocesados o ricos en grasas saturadas, grasas trans, sal y azúcares añadidos”.
Esta medida una vez implantada afectaría tanto al bolsillo de los consumidores como de los fabricantes. Supondría una “penalización económica para luchar contra este tipo de productos”. En concreto, el  IVA de estos productos pasaría del 10% al 21% y se considera también por el contrario, rebajar el IVA de los alimentos más saludables del 10% al 4% y al 0%.
Desde el punto de vista de la Nutrición, sería “un granito de arena” a una buena iniciativa para ayudar a combatir el sobrepeso y la obesidad, pero habría que aplicarlo conjuntamente a otras muchas medidas que afectan al exceso de grasa corporal en la población. Se tendrían que incluir para completar esta medida iniciativas de educación nutricional en los escolares, presencia de un dietista – nutricionista en centros escolares, residencias, hospitales y centros de salud.
Adquiere gran importancia la educación nutricional en los centros escolares, ya que los niños y niñas en estas edades presentan hábitos alimentarios desfavorables en cuanto a bajo consumo de: verduras, hortalizas, legumbres, cereales integrales y pescado y elevado consumo de: carnes y derivados, comida rápida, ultraprocesados, snacks, refrescos y zumos azucarados.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos afirmar que los escolares presentan, por lo general, ingesta insuficiente de: fibra, ácidos grasos omega 3, folatos, vitamina D, calcio, hierro, selenio y zinc, nutrientes imprescindibles para el correcto crecimiento y desarrollo físico y mental e, ingesta excesiva de: proteínas, grasas, ácidos grasos saturados, sal y azúcares añadidos, incluyendo una actividad física muy baja. Como resultado tendríamos unos escolares con una alta predisposición al sobrepeso y la obesidad, así como también a desarrollo de enfermedades cardiovasculares asociadas en la edad adulta.
Durante la etapa escolar, los niños adquieren la mayoría de sus hábitos alimentarios que van a tener en la edad adulta. Por eso es tan importante actuar desde una edad temprana con la alimentación.
La presencia de un dietista – nutricionista en hospitales, centros de salud y residencias ayudaría mucho a las personas a aprender y a conseguir una alimentación equilibrada, incluso en el caso de algunas enfermedades y situaciones especiales en la vida, en la que la nutrición cobra especial importancia al “ser parte de la medicina” para lograr la mejor recuperación del paciente. Y desde el punto de vista de la Administración, se conseguiría un considerable ahorro en el posterior tratamiento médico de estos pacientes por las enfermedades cardiovasculares en este caso asociadas al sobrepeso y obesidad (diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia, riesgo de infarto, apneas, etc).

Hay que concienciar a la sociedad sobre la importancia de llevar una alimentación variada y equilibrada desde pequeños para evitar el desarrollo de enfermedades tanto en la edad infantil como en la edad adulta. Si las personas dieran a la nutrición y a la alimentación la importancia que se merecen, no se tendría que llegar al extremo de poner impuestos a este tipo de “comida basura” para reducir su consumo y evitar el auge que hay en la sociedad de sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiovasculares asociadas.

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